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jueves, 1 de febrero de 2018

Niños de la calle

¡No sé si logras escucharlos!
No sé,
tal vez solo yo puedo oírlos.
Resuenan en el vacío, voces que no se escuchan,
pasos que siguen viviendo en el silencio.
Hay un resumen de gritos sin terminar.
Son palabras vencidas y sin oraciones,
son ojos y caras que a nadie le importan.
Pequeños pasos sin alegría,
que sobreviven más allá de la sucia intolerancia.
Hay cuerpos de trigo pobre
que aún deambulan por el mundo,
arrastrando millones de zapatos cansados.
Un ejército de niños de la calle
pelea cada día una batalla perdida
contra las cenizas y el hambre.
Sin quererlo,
siguen siendo rehenes, de la madre indiferencia.
Son rehenes de la vida, con la carne y la mirada esclava.
Hoy viven en la soledad
comparten con ella vocales frágiles,
pensamientos sin pasaporte,
susurros arrodillados en la noche.
Probablemente, no pidieron llegar al mundo,
y ser obligados a desterrar
del diccionario la palabra soñar.
Es duro cuando no se logra silenciar
el llanto de una barriga flaca.
Quizá, solo buscan una risa perdida, 
una esperanza en el viento,
que voló sin pedir permiso,
que cambió de estación sin avisar.
Para ellos el mundo sigue girando
con espinas y vidrios,
vomitando el verde pan que alimenta sus vidas.
Tal vez, fueron engañados,
obligados a nacer por el destino,
que sin compasión y dejando a un lado su humanidad
los convirtió,
en niños de la calle.

martes, 30 de enero de 2018

La niña de llanto

Luego de mucho tiempo, vuelvo por el blog. Han pasado muchas cosas desde la última publicación.
Cosas buenas y de las otras que siguen siendo parte de la vida.
Pero hoy regreso con un poema, el cual fue escrito en un momento difícil.

La niña de llanto

No lastimes tu cara, con lágrimas,
en la noche que de sombras se alimenta.
¿Escuchas?, es una caricia, se acerca
se aleja con sus manos,
y una boca suelta risas y mareas.
No lastimes tu alma con ayeres,
retenla, más allá de las ausencias,
que el viento sopla y apaga los recuerdos,
y los ojos,
ellos miran hacia adentro.
No lastimes tus promesas sin invierno,
no dejes ir al amor en hojas muertas,
busca refugio en el abril que dejó mayo,
que tu cuerpo, será semilla en primavera.
No llores mi niña, aún hay tiempo
deja que el sol
coseche en ti las acuarelas,
que la luna amanezca en tu cama,
vestida con luciérnagas y estrellas.
Sigue soñando, sigue siendo
mariposa que navega.
Y un día cuando menos te des cuenta,
un beso,
un beso llegará por las veredas,
la niña de llanto,
la niña de ayer,
hoy, es mujer aunque no creas.

sábado, 18 de febrero de 2017

Te busco

Hoy te busco en mi ventana,
y en las cortinas rotas de mi alma.
Es la sonrisa, una promesa herida,
que vuela ausente hasta tu cama.

A tu boca, hoy no alcanzo en mis sueños,
ni en los rincones quebradizos de mis ojos.
Tu mirada es una pequeña y triste golondrina
que sigue aleteando, al sur de mis antojos.

Hoy te busco, más allá de aquella puerta,
en el jardín de rosas y cristales,
los gorriones chiquilines que me habitan,
hoy regresan a salvar mi alma muerta.

Adelante, el rocío respira tu llegada,
no lamentes regresar como te fuiste.
Porque la noche, aún sigue adormecida,
y yo, sigo siendo tu ventana.

Para Judith, mi otra mitad, la mujer de mi vida.
14/02/2017

El árbol




















Nací sin permiso, desgarrando la tierra,
entre caracoles secos y
semillas nuevas.
De apoco fui ganando mi espacio,
mirando el sol
y escuchando llorar a la luna.
La lluvia me encontró desnudo,
pero ella, me hizo fuerte.
Hoy soy brote, hoja y flor,
soy tronco, fruta,
y sombra que da refugio.
Mis raíces son venas que buscan agua.
Mi tronco, es escudo en el viento.
Las hojas me abandonan,
la fruta la obsequio.
No lloro en invierno,
no me lastima el otoño,
el verano me abriga,
y en primavera renazco.
Mi cuerpo es pura madera,
al igual que mis manos.
Soy solo un árbol, que nació equivocado.
Pero, no sientas frío,
porque siempre estaré a tu lado,
ahí, mirando juntos el fuego,
en la estufa, a un costado.

lunes, 2 de enero de 2017

Cuando me marche

Respira el silencio,
escondido en el cristal profundo
de pulmones, ya muertos.
Grita la sangre, oscurecida,
porque ha perdido sus pasos,
aquellos que la acercan, por el camino de venas
que llenan la vida.
Cuando me marche,
ya no acumularé tristezas,
y la soledad, será un tímido capullo
donde mi corazón agoniza.
El miedo a estar solo
dejará de florecer en mi piel
para ser, quizá hojas secas
en un olvido.
La garganta será libre
de gritar sus miedos,
las manos hablarán otro idioma,
ese, que a veces nace
en el verde del ocaso.
Cuando me marche,
no existirán las lágrimas,
no volarán los ojos,
y las miradas que renacían cada día,
serán solo espejos, de apagados reflejos.
El dolor, ya no dejará heridas,
se arrastrará en las cenizas
y en huesos adormecidos en blanco,
para no sentirse solo.
Cuando me marche,
dejaré de escribirle al amor,
colgaré en la ventana de los años
todas las promesas por nacer.
Cuando me marche,
todo lo que fui,
todo lo que soñé para mi vida,
serán solo letras de un libro,
que aún no he escrito.
Cuando me marche...

lunes, 5 de diciembre de 2016

Te llamaré, poema

Te sentí, correr por mis venas,
correr sin versos,
descalza, sin vocales,
sin oraciones nuevas.
Correr libre por mis grietas
hasta mis grises,
con tus pasos de tinta añeja.
Y naciste desnuda
siendo niña,
sin hojas blancas, sin plumas,
sin acuarelas.
Llegaste con brotes de primavera,
llegaste libre
con mariposas de tela.
Te llamaré, poema.
Porque yo te conozco, y siempre en mi alma
serás raíz que se aferra.
Nacida de décima y padre soneto,
con ojos de estancia y suspiros de menta,
con pétalos de luna,
y llorar de azucenas.
Y hoy te escucho caminar, sin ritmo ni estrofa
con tu corazón de pájaro,
con tu latir de estrella.
Ahora, ya puedes marcharte,
déjate llevar sin comas ni penas
y entrégate a ciegas bocas, que hoy te esperan.
Y quédate,
quédate para siempre, a vivir en ellas.

lunes, 28 de noviembre de 2016

La noche

                        Hoy encontré a la noche
                      la vi desnuda bajo mi cama.
                          Encogida de hombros
                          acariciaba un silencio,
                  mientras se sujetaba a las sábanas,
               por no morir entre polvo y escombros.
                           Pude sentir en el aire
                     un sollozo arrepentido y seco
                               entre suspiros,
                       un prisionero en su boca.
                       Hoy encontré a la noche
                          llena de atardeceres.
                Gigante agonía que todavía respira
                          en el ayer, y el hoy,
                    sombras que gritan sin vida.
              Escuché el verde reclamo de la noche,
                  la sentí lastimada y con tristeza,
                     por no entender su historia,
         que es igual a la de muchos, que aún lloran.
         Hoy encontré a la noche despeinada y muda
               arrinconada en esquinas de juguetes,
                             y baldosas frías.
                  La observé sacudir sus anhelos,
                           la escuché cansada,
                    mientras mira la blanca pared
                añorando una soledad sin mañanas.
                  Miré sus dientes llenos de vacío,
              miré su pelo, un manantial de negros,
                          que nacían del cielo
                          hasta morir en el día.
                  Hoy pude escuchar a la noche,
                  murmuraba plegarias de barro.
          El eco de un perfume de  hierro y flores
          se hacía llovizna escondido en la sangre.
               Un chasquido de cadena y cobre
                        abandona sus pasos,
               como se marchita un recuerdo
                        por un amor lejano.
                    Hoy encontré a la noche,
                       miré su cara sin ojos,
                  un abismo de hojas y gritos.
                      Y aunque ya sea tarde,
                     y el día reclame su hora,
              las cenizas de ayer volverán a ser carne,
                    cuando la noche, toque mi mano.    

martes, 22 de noviembre de 2016

Memoria

                               ¡Oh memoria!
             Memoria con aliento de luz y sombra.
              Son estos tus recuerdos agamuzados
                          que se acercan inertes,
                      que se esconden y caminan
                     sin pasos, sin brazos, sin alas.
              Es mi vida un libro rajado, sin pasado,
                                sin memoria,
                          gastado por los años
                con caminar de lado y sin sueños,
         enfermo de vivir con hojas oxidadas y frías
                              con letras viejas.
                  Las palabras que me abrigaban,
                   perdieron su sonido, su aroma,
          perdieron su vida, quedaron sin memoria.
                        Hoy puedo escucharlas.
          Aún, están calladas, ciegas, casi muertas.
                             ¡Oh memoria!
                        Como extraño tu voz,
           como extraño el latir de ese corazón
                   que agoniza en mi cabeza,
      que se aleja de mis ojos, de mi necesidad,
que partió sin mirar atrás, sin sepultar una lágrima.
              En algún lugar, no sé cuándo
                no sé dónde, yo me perdí.
           Ya no reconozco mis recuerdos,
todo es silencio, todo es oscuro y tengo miedo.
                        Cómo seguir,
               si ya no tengo memoria.
      

sábado, 19 de noviembre de 2016

Mirada de calle

                    Por rincones de lástima y acuarelas niñas
                               hay sombras que gritan,
                          con gastadas columnas de seda,
                                 con suspiros de arena.
                  Las ventanas se hamacan con vidrios vencidos
                                 abiertas a la indiferencia
                                  ya no laten, ni respiran,
                                        ya no duermen.
                     Una solitaria mirada se resbala fugitiva
                          deja atrás sus ojos, y vuela ciega,
                          lejos del alcance de una lágrima,
                                        lejos de la vida.
                       Las calles se sacuden en la oscuridad
                               con caricias viejas se tocan,
                                    con miradas sueltas.
                             Ecos de luciérnagas de miga
                  aletean con negras alas, al sur de una esquina
                        siguiendo astillados pasos sin dientes,
                                  astillados besos sin risa.
                        La noche bosteza con fríos gemidos
                             se hace espina entre paredes,
                             se hace nido entre mis dedos.
                                Solo escucho el silencio
                       que emigra de la calle, de una mirada,
                      la triste melodía que se aleja sin acordes
                                 ya es pasado lo vivido,
                                 ya es olvido lo soñado.
                                En el centro de tu huella
                         aún vive la esperanza, que aún late
                             en una esquina está la noche
                                 a la otra, no he llegado.                                    

viernes, 18 de noviembre de 2016

Campanario (Décimas)

En compases sin sotanas
blanca oscuridad sin ecos,
camina en alas de flecos
entre latir de campanas.
Son las noches sin mañanas
que lloran con triste viento,
por rezo y quebrado aliento
la paloma, es golondrina,
con plegarias sin esquina
y pan, de frío cemento.

Se siente tu alma en sonidos,
pobres cuerdas, te dan vida
de iglesia y cruces vestida,
las campanas de tus nidos.
Migas de arroz sin latidos
se escabullen entre manos,
testigos de amores vanos
la humedad de tu sombra,
muere con hilos de alfombra,
al ritmo de negros pianos.

Solo el silencio te escucha
rezongar con plumas muertas,
con el corazón sin puertas
y un alma vieja que lucha.
Pobre monje sin capucha
vivís solo sin memoria,
iracundo ante la gloria
con sabor de libres rosas,
sin alas, ni mariposas
tus ojos guardan historia.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Sin despedirte

                                  No pude sujetarme a tus manos de alas
                                          no logré alcanzar mi cielo.
                                Y te marchaste, en agonía, sin despedirte,
                                    por ese camino de piedras sin voces
                                        de huellas astilladas y muertas,
                                    por ese camino de mariposas ciegas,
                                          de amaneceres prohibidos.
                                    No pude retener tus besos de agosto
                                            y tus antojos de siempre,
                                     no pude ser raíz de tu madre selva
                              con mis ojos de tierra y mis manos de noche.
                               Ahora, los días se han quemado sin cenizas
                                   y las auroras, desangrado sin estrellas.
                                    Sin despedirte, vi tu sombra de ayer
                                            alejarse de estos huesos,
                        alejarse de este corazón, que se oscurece sin germinar,
                                                que apenas respira.
                                            Que habita encadenado
                                   bajo la sombra de un reloj de arena,
                                        y grano a grano se marchita,
                                        y grano a grano se quiebra.
                               Sin despedirte, me olvidaste a mi suerte
                                  y a morir sin iglesia, sin ave María,
                        a vivir de suspiros náufragos, de amores de cuento.
                                       He visto agonizar mi cuerpo,
                                 he visto a mi carne caer en escombros,
                                              mi piel desaparece,
                                        seca mi boca, seca mi alma
                                      que ayer murió, sin despedirse.

                                   
                                   
                                         

martes, 8 de noviembre de 2016

De viaje por mis recuerdos (Soneto Espejo)

La carreta, con ciegas telarañas
que de viaje amputado por mi mente
me seduce, al pasado sin presente
en recuerdos de sal y negras cañas.

Con su rueda de hierro apolillada
secos bueyes de barro y rojo viento
con nostalgia, y herencia sin aliento
son mis sueños, de muerta piel callada.

Solo quedan poemas sepultados
enterrados los versos con coraje
que gritaron sin brazos, mutilados.

Mis recuerdos se queman siendo añejos
es la noche, una herida que no calla
que sonríe, con mudos ojos viejos.

Como astillas que corren por mis venas
tu mirada de brisa y de gorriones
amanece, en mis ojos con cadenas.

Este viaje, mendigo de mil puertos
hoy me lleva con pasos de fatiga
en recuerdos de cruces y de muertos.

Un silencio gastado hizo su nido
con sus plumas de carne y terciopelo
soy sin hojas, un árbol por el suelo
con raíces de sangre y tronco herido.

Grises lágrimas marchan sin camino
de mi cara de trapo y de memoria
a lo lejos hay trozos de mi historia
sin recuerdos, sin viaje, sin destino.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Si me dejas amarte

                                          Ayer, después de mucho tiempo
                                                 me perdí a soñarte.
                                          Cuando acariciaba tu cuerpo ido
                                          pasos en la puerta me alejaron de ti.
                                          Mis piernas desnudas no entienden
                                                 que tus pasos sin norte
                                          están lejos, del sur de nuestro amor.
                                        Enojado, entre llanto pedí a mis manos
                                           que aten a mis piernas con cadenas,
                                      y que las coloquen en el camino del olvido.
                                        Mi boca quiso gritar pidiendo tu ayuda
                                      y en el intento, se ahogó en besos sin color.
                                           Mis ojos me miran sin entenderme,
                                        a ellos cegué, puse una venda a su mirar,
                                        cansados de pestañear se hicieron sueño.
                                      Ciego y mudo me arrastré hasta mi corazón,
                                              pude sentir a mi alma niña
                                            que sigue dormida en su dolor.
                                                   Y quise arrancarte,
                                         de aquel, que por ti sigue latiendo,
                                         desangrar tu amor de nuestra vida.
                                                      Pero él no quiso,
                                              no quiere darse por vencido.
                                           Entonces ahí pude darme cuenta.
                                Él me hizo abrir los ojos que estaban dormidos.
                                           No necesito piernas para vivir,
                                         si sus pasos no me llevan hasta ti.
                                          Si mis manos no pueden tocarte,
                                              las dejaré volar sin abrazos.
                                                  Si mis labios se secan,
                                               porque no tienen tus besos,
                                                      los dejaré morir.
                                        A mi alma, prefiero no despertarla
                                        le daré más tiempo para que sane.
                                            Pero si no tengo un corazón,
                                                 la vida, no vale nada.
                                        Así que solo puedo ofrecértelo,
                                           a este, mi solitario corazón,
                                          es lo único que tengo, es tuyo
                                     de su nido en mi pecho, lo destierro
                                             solo, si me dejas amarte.